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Foto del escritorGamal Serhan Jaldin

La gran mamada

Cuando los bolivianos fuimos a votar para las elecciones de nuestros representantes a la Asamblea Constituyente, lo hicimos con la firme convicción democrática de que el debate y el diálogo eran la mejor manera de re-constituir el pacto político y social, que nos permita construir un Estado descentralizado, incluyente y eficiente.

Muy pronto, nos tuvimos que enfrentar a la posibilidad de la imposición de un proyecto autoritario, racista y centralista. La primera gran batalla por la defensa del sistema democrático fue garantizar la vigencia de los dos tercios como el único mecanismo que obligaba a unos y otros a pactar para incluir la diferentes visiones de la reconstrucción del Estado Boliviano, como una República (Gobierno de la gente) Democrática.

Luego vino el viaje de promoción de la Asamblea Constituyente. Una gira por las capitales de departamento de todo el país, dizque recogiendo propuestas de la población que después no fueron tomadas en cuenta en la redacción del proyecto masista de Constitución. Muchos criticamos este show mal montado, porque se suponía que la elección de 255 constituyentes obedecía a la lógica de tres representantes por circunscripción, quienes eran los responsables de recoger las demandas de cada entidad territorial y no sólo de las capitales de departamento. Pero cómo iba a ser posible sin la Directiva masista. Nunca respetaron la semana regional que hubiese permitido a los constituyentes estar encontacto con la población de su circunscripción, recogiendo opiniones, esperanzas y demandas.

Por si esto fuera poco, la bancada oficialista decidió, por un frío cálculo electoral, eliminar del debate democrático la sede de los poderes del Gobierno Nacional, planteado por un departamento como resarcimiento a una justa demanda histórica, lo que provocó la suspensión de las sesiones de la Plenaria por mucho tiempo.

Desconociendo un acuerdo suscrito por uno de sus delegados (Carlos Romero), la bancada oficialista se acuarteló en una institución militar (Palacio de la Glorieta), para aprobar un proyecto de Constitución en “grande”, sin conocer y recoger las propuestas de artículos elaborados y aprobados en los informes de mayoría y minoría de las 21 comisiones. Cercado el Congreso de la República, y con la presencia de senadores suplentes corruptos, aprobaron una autorización para que la Directiva de la Asamblea convoque a sesiones de la plenaria en otro lugar diferente a su sede. En una maniobra artera, con premeditación y alevosía, convocaron a una sesión en Oruro calculando que los constituyentes de oposición no podríamos llegar. Por si acaso, trajeron a sus SS para evitar nuestra entrada o, peor aún, la salida, en caso de burlar su vigilancia y emitir nuestras ideas “libremente”. Patéticas fueron las imágenes que mostraron a un grupo de “levantamanos” que sin ningún debate aprobó en “detalle” su proyecto.

Triste debe ser para estos levantamanos darse cuenta de que fueron un instrumento para realizar la “gran mamada” al pueblo de Bolivia, porque ni siquiera el que aprobaron en Oruro fue el documento final presentado con bombos y platillos en la Plaza Murillo por sus directivos.

Hoy el pueblo de Bolivia es responsable de exigirles cuentas a todos esos cómplices del asesinato de la democracia y el golpe de Estado propiciado desde Palacio de Gobierno, rechazando de manera pacífica, pero enérgica, la reposición de nuestra libertad, derechos y garantías constitucionales.

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